Recién llegado a la ciudad (Libre)

Hacía tan sólo unas horas que había llegado a la ciudad. Llevaba varios días viajando hacia allí en forma de coyote, como solía hacer, pues me resultaba mucho más cómodo, y ahora trataba de acostumbrarme de nuevo a mi forma humana.
No tenía ningún lugar al que ir, y tampoco conocía el sitio, así que me limité a caminar por las calles durante unas horas. Me sentía algo taciturno, de un humor tranquilo, y decidí parar en alguna parte. No estaría mal tomar una copa.
Entré en el primer edificio que pude identificar como bar. No había mucha gente en el interior, poco iluminado, y no me extrañaba nada. A estas horas de la madrugada, lo que me extrañaba era que no estuviera cerrado.
Me senté en la barra, y pedí un whisky doble.
Mientras esperaba que el camarero me trajera mi bebida, traté de pensar en lo que iba a hacer a continuación, en los días siguientes. Aun no sabía ni siquiera porqué había venido... pero qué más daba. Ya encontraría algo.

La mejor forma de pasar el insomnio era aprovechando el tiempo, pero quien diria que un ángel podia "aprovechar" su tiempo en un bar, lamentablemente yo no era cualquier ángel pero tampoco era para calificar que iba a embriagarme, un mojito y buen blues para mis oidos, habia de ser una noche larga.
La entrada con paso seguro no cambiaba en absoluto, volvia a irritarme las nada disimuladas miradas que propagaban los seres al verme entrar, sentia que querian arrancarme la cabeza por ser ángel, otros por el simple hecho de que era atractiva. Me acerque a la barra al ritmo de un cover de Rumor Has It, el tipo que atendia volvia a dedicarme aquella amable sonrisa que lo caracterizaba, nada habia cambiado... una rutina despiadada entre mi ser y el lugar, otra noche aburrida en la que solo me quedaria esperar algo inesperado o un simple pleito entre licantropos y vampiros.

-Mojito- dije lo suficientemente fuerte para que Sam no se acercara más, estaba un poco irritada, no me gustaba la sensación de no poder dormir -Y no, no eh venido a inspeccionar... solo necesito pasar mi madrugada en un lugar parecido a casa- con parecido me referia a que se sintiera reconfortante, parte de recuerdos y ese lugar se podia clasificar de alguna u otra manera asi, ellos me conocian desde que el desenfreno habia tratado de tomar rienda mi vida, ellos me habian ayudado a salir de eso. Sam dio un par de pasos y susurro: "El de la bebida a la izquierda, es nuevo" mientras se disponia a servirle el mismo su bebida. Sam era como una vieja chismosa, pero aún así lo consideraba alguien especial para mi, ojos y oidos... por más que no los necesitara, un humano servible al que podia considerar mi amigo. Dirigí la mirada hacia donde la bebida iba encontrandome con un hombre de formato tranquilo, incline la cabeza recordando la única diferencia al entrar al lugar, olor a forastero, sonrei de lado... al fin algo nuevo pero a lo que no tome mucha importancia, el mojito habia llegado e imploraba un par de sorbos para refrescar mi garganta.

Escuché como se abría la puerta y unos pasos ligeros repicaban contra el suelo. Supuse que alguien más había entrado, pero no era asunto mío, y tampoco me interesaba demasiado. Ya tenía bastantes cosas en las que pensar como para preocuparme por el resto de gente del lugar.
Aun así, cuando habló, su voz me llamó la atención. Era una voz claramente femenina, muy joven. No podía imaginarme qué se le habría perdido por aquí a alguien así.
Sus palabras también me resultaron extrañas. ¿Inspeccionar? ¿Y quién podría considerar un bar algo "parecido a casa"?
Era bastante extraño, así que decidí tratar de desentenderme y no llamar la atención. Aquella noche no deseaba problemas, sólo beber tranquilo.
Pero no pude evitar escuchar al camarero cuando se dirigió a la chica: "El de la bebida a la izquierda, es nuevo". Estaba totalmente seguro de que una persona normal no habría escuchado semejante susurro, pero al ser un cambiaformas no podía evitar tener un oído más agudo de lo normal.
El camarero me sirvió mi bebida y yo le di las gracias sin mirarle. No sabía a que podía haberse referido o que había querido decir, pero esperaba que todo se quedara allí. Y, ciertamente, yo era nuevo en el sitio. Quizá ellos dos se conocían y él se lo había comunicado, nada del otro mundo. A pesar de todo era mejor actuar con precaución.

Tomé un trago de mi whisky, sintiéndome observado. Finalmente miré a la chica, suponiendo que debía ser ella.
No me había equivocado; era bastante joven, unos dieciocho o diecinueve años, no más, pelo castaño, y ojos azules... aunque, bajo aquella luz, casi parecían verdes.
Era bastante atractiva, y me recordó al pasado, a otras noches y otros bares a los que había ido con la intención de conocer a chicas como ella. Pero esos días se habían acabado para mí. Me limité a mirarla con recelo mientras bebía un poco de mi vaso y me preguntaba si debía decir algo.

Era dificil tratar de acostumbrarme al molesto olor a cigarro, aún peor concentrarme en la idea de que este era como mi segundo hogar y todo hacia de esto algo aún más dificultoso aquella mirada del chico nuevo, extrañamente pasiva, como si simplemente no le importara nada, salvo el mismo y su vaso de whiskey. Note esa pasividad en un instante de cruce de miradas, yo sonreia de lado, con una expresion que no exactamente daba a conocer mi incomodidad ante su mirada. Era extraño, nunca me habia pasado de rondeadas de miradas con alguien, menos si yo decia que este ser no me importaba pero... causaba cierta curiosidad ese semblante, ¿Que clase de ser seria? ¿O es que acaso es un inocente humano que a venido al lugar... incorrecto?

No sabia si estaba decidida a conocer a alguien nuevo, no sabia si seria capaz de levantarme de esa silla siquiera para pasar a su lado y resolver su proceder, quiza hablarle para ver que de fascinante era estar en estado pasivo... Alguien, no, muchos movieron mi silla. Habian anunciado Microfono Libre en el bar, Sam habia hecho de las suyas para que una rienda de personas me desconcentraran y me llevaran a la mesa de aquellos que supuestamente iban a cantar. Me deje llevar no sin antes verle la cara una vez más, ya en la mesa pensaba que, por seguridad de mi segundo hogar... era mejor que me tomara ese último acto como algo... pasivo.