Disfrutando de la vida (Steven)

Sabía que Gio estaba siendo ayudado por mis tíos y mi hermano, mientras estaba fuera de casa y por mí cuando estábamos en ella. Por lo que ahora que él estaba fuera me aburría en casa, por lo que me puse uno de los vestidos que me había dejado tía Myriam, era precioso de color azul claro. Me acerque a un estante, allí tenia la caja plateada que me había dado tía Myriam y dentro el brazalete que seria para mi bebe, ya fuera niño o niña. Me mire el dedo donde tenía el anillo que Gio me había dado aquel día en Inris, el mismo día que yo le di el dije que colgaba de mi cuello y que ahora llevaba él. Suspire y acaricie mi vientre. Salí de casa y no sabía a dónde ir, pensé en ir a ver las tumbas de tía Myriam y los demás entre ellos el papa de Gio. Pero no me gustaba ir con tanto sol, cuando se hacía de noche me sentía en sintonía con ellos. Así que me fui hasta la cascada. Subí hasta lo más alto y desde allí mire el magnífico y precioso salto de agua que había. Cerré los ojos dejando que mi amigo el viento me envolviera e hiciera volar mi cabello y mi vestido. Recordé el día que había conocido a Gio y todo lo que habíamos pasado juntos. Sonreí y me apoye contra una roca utilizando mi poder en gotas de agua que había en el aire por la cascada y empecé a jugar con ella gracias a mi poder y de mis labios salió aquella canción que había compuesto y escrito pensando en mi amor con Gio.

Cuando acabe de cantar, sonreí y me apoye más en la roca. Sonriendo sin saber por qué, sabía que mis sonrisas siempre eran por Gio y por estar con él. Jugué gracias a mi poder con una gota de agua la hacía subir y bajar en el aire y finalmente la acerque a mi amiga y me la metí en la boca tragándomela. Me estuve durante un rato muy tranquila mi bebe sentía esa calma y se le notaba muy calmado. Me acaricie el vientre con cariño, ya se me notaba mas embarazada y yo notaba a mi bebe crecer en mi interior. Sabía que seria hechicero porque tanto yo como Gio éramos hechiceros y por lo tanto nuestro bebe debía ser hechicero o hechicera en el caso que fuera niña. Pero de pronto una voz me sorprendió. Me gire para encontrarme con esa persona y me sorprendí, no le conocía pero me sonaba familiar. Tenía como un aura a tía Myriam, utilice mis poderes para que la ropa me construyese unos escalones para bajar por allí y después los deshice y le mire.

-No te preocupes, estaba bien. El viento es amigo mío y jamás dejaría que me pasase nada malo. Además estar embarazada no me impide hacer estas cosas.

Dije con una sonrisa, pero sentía que era algo mío, un familiar y eso se me hacia extraño. Pero como sabia que a la mayoría de la familia no la conocía no era tan raro.

-Siento que somos como familiares… es algo extraño… ¿cómo te llamas?

No deje de sonreír, no tenia motivo para dejar de hacerlo. Además lo notaba como si fuésemos familia y eso se me hacia extraño. Pero él me hizo salir de mis pensamientos con sus palabras, le mire y sonreí de nuevo. ¡¡Un momento, era un Cruz Algren!! Y además era hijo de tía Myriam así que él era mi primo. Cuando me pregunto mi nombre sonreí otra vez de nuevo.

-Soy Eleanor Alvarez Algen, soy hija de Michael Alvarez Algren. No le conocía pero hace poco mi mama murió y vine aquí a buscarle con tan solo 8 años…

Me di cuenta de que ya no tenía la apariencia de los 8 años si no de los 17 años así que tuve que volver sobre mis palabras para que no pensara nada extraño.

-Olvida eso, por lo que veo eres mi primo. Ya que tu madre era mi tía.

Dije bajando la mirada al recordar a tía Myriam, la echaba de menos pero sabía que mi bebe cogería mi tristeza y la haría suya por eso olvide eso y solo acaricie mi vientre.

Sonreí cuando entendió lo que me había pasado (aunque en realidad lo había querido yo) y cuando menciono que mi bebe tomaba mi tristeza y la hacía suya me sorprendí porque lo digo como si fuera a ser una niña, cosa que ni yo, ni Gio sabíamos. Quizás tío Samuel lo sabría pero yo tenía la sospecha de que iba a ser niña. Sonreí cuando me pregunto sobre los nombres de mi bebe si era niño o niña. Con todo lo que había pasado Gio y yo no habíamos hablado de los nombres de nuestro bebe.

-Bueno, yo pensé nombres tanto para niña como para niño. Los nombres que tenía pensado para niña eran Elena como mi difunta mama, Sunny, Chelsea, Serena, Stella o Tiffany. Pero tu mama me dijo los nombres de Angelina o Columba. Pero hace unos días que el nombre de Angelina me encanta así que creo que si a Gio le gusta y mi bebe es niña llevara ese nombre. Y para niño estaba el de Michael como mi papa, Taylor, Allan o Isaac. Pero eso lo tengo que hablar con Gio, él es el padre y tiene que elegir.

Así ya al final le explique que el papa de mi bebe era Gio y se notaba que Gio además del papa de mi bebe también era mi pareja algo de lo que estaba muy feliz porque le amaba mucho.

Cuando le escuche le mire a los ojos con una sonrisa, sabía que a Gio le gustaría el nombre de Angelina. Le conocía muy bien y quizás por eso también le quería poner Angelina a nuestro bebe si era niña, cada vez mas pensaba que sería una niña. Angelina Elena… me gustaba. Así llevaría el nombre que le gustaba a Gio y el nombre de mi mama… Eso sería bonito y seguro que a papa también le gustaría que llevara el nombre de mama.

-La verdad es que Angelina Elena es un nombre muy bonito, hablare de eso con Gio pero creo que pensara igual que yo.

Dije con una sonrisa y después recordé que mal lo estaba pasando Gio con la muerte de su papa. Solo estaba de dos meses casi tres pero sabía que nuestra hija estaría calmada con su padre y conmigo. Ahora cuando los dos estábamos juntos es cuando estaba más relajada.

-Eso ya pasa, cuando estamos Gio y yo juntos nuestro bebe esta mucho más calmado y parece que nada puede hacerle sentir mal.

Según lo que me había dicho tío Samuel yo y nuestra niña que estaba dentro de mí, éramos lo que mejor le sentábamos. Con nosotras estaba feliz, nosotras era lo que mejor le íbamos. Le escuche con atención hablar de los bebes, sabía todo lo que me decía porque los días que había estado en Bramasole había leído libros sobre los embarazos y los bebes. Saber que Steve le tenía que decir algo a Gio me preocupaba.

-Puedo… ¿puedo saber qué es lo que le tienes que decir a Gio?

Ahora no quería que nada le pusiera mal, era lo último que necesitaba. Lo que tenía que hacer ahora Gio era tomarse la vida con calma y recuperarse. Por eso hablaba con tío Brandon y tío Samuel.

La verdad es que no quería que nada dañara a Gio, lo amaba más que nada y pensar que algo le podía dañar hacia que… me temiera lo peor. No quería que se fuera, sabía que él tenía miedo de dañar a alguien a quien amaba por eso tío Samuel y tío Brandon estaban con él ayudándole en todo lo que yo no podía hacer. Él siempre se demostraría fuerte frente a mí, por mí y por nuestra hija. Pero también sabía que le podía pasar por la cabeza alejarse de nostras y eso ya no podía aceptarlo. Tenía que confiar en Steve, debía confiar en él. Al fin y al cabo, ¿éramos primos no?

-Por favor, Steve. Si en ese viaje puedes ayudar a mi Gio por favor hazlo. No soporto verle tan mal, la angustia por verle así me está matando por dentro. Solo quiero volver al Gio sonriente que todos conocen y por supuesto, no quiero que jamás se aleje ni de mí, ni de nuestra hija. Por favor Steve, debes ayudarle y ayudarme a mí y a mi hija. No permitas que nos deje por favor.

Le abrace casi al borde del llanto. No podría superar que mi Gio nos dejara, le abrace fuerte como si de esa forma le pidiera que hiciera lo que había dicho. Que ayudara a Gio y le hiciera ver que yo y nuestra hija éramos las personas que más le amábamos y quien más le ayudaríamos en la vida.

No me separe de él en aquel momento necesitaba el abrazo de alguien y mi primo me lo ofrecía, mis manos se agarraron con fuerza a la parte de atrás de su camisa. La verdad es que en ese momento mis lágrimas bajaban por mis mejillas. Sus palabras me calmaron un poco. No quería perder a Gio, era uno de los pilares más fuerte de mi vida. Él era la luz que me guiaba en medio de la oscuridad, no le deje de abrazar pero le mire a los ojos con aun unas lagrimas cayendo por mis pálidas mejillas.

-Gracias Steven, muchas gracias por querer ayudarnos tu también. La verdad es que ni yo, ni Angelina queremos perder a Gio. Si pierdo a Gio siento que moriré, no quiero perderle nunca.

Al acabar aquellas palabras volví a llorar, con solo pensar en perder a Gio lloraba sin remedio. No podía ni pensar en ello, definitivamente Gio y Angelina eran mi razón de vivir y mi familia, es decir mi padre, mi hermano y mis tíos, eran los que me ayudaban a seguir adelante.

Mire a Steven cuando hablo, la verdad es que él me estaba ayudando mucho. Sin conocernos de mucho, pero sabíamos que éramos primos y me estaba ayudando. Escuchar aquellas palabras sobre lo que nos amaba Gio a las dos, me hacía sentirme mucho mejor. Sabía que mi familia y ahora él estaban haciendo todo lo posible y también lo imposible porque Gio se recuperara y estuviera de nuevo con nosotras dos. La verdad es que tanto él como yo habíamos luchado por muchas cosas y la mayoría eran las mismas. Y una de las cosas principales por las que luchemos juntos era para poder hacer que nuestra hija pudiese vivir en paz y con nosotros. Me empezaba a cansar de estar de pie, por eso con cuidado me senté en una roca cogiendo la mano de Steven para que se sentara a mi lado.

-La verdad es que lo sé, yo amo mucho a Gio y luchemos juntos contra todo y una de las razones más grandes era para que nuestra hija creciese en paz.

Le mire cuando se sentó a mi lado, la verdad es que sabía que él comprendía bien a Gio. Entendía lo que me decía Steven, sabía que Gio temía perdernos a las dos pero… sabia que tampoco quería yo dejarle solo. Pero tal y como me había dicho mi familia debía dejar que ellos le ayudasen, mi Gio era lo más importante para mí como también lo era nuestra hija. Sabía que Steven ayudaría a Gio a comprender todo lo que pasaba, porque ambos habían perdido a sus mamas a manos de Leticia igual que yo. Ahora todos debíamos estar unidos para superar el dolor de las pérdidas que habían pasado en nuestra familia pero sabia que todos juntos lo conseguiríamos. La unión siempre hacia la fuerza.

-Yo le comprendo… en su situación haría igual. Pero sé que le ayudaras primo.

Dije abrazándole de nuevo y escondiendo mi rostro en el hueco que había entre su cuello y su clavícula. Allí escondí mi rostro, no lloraba solo le estaba muy agradecida y mi hija también.