Un viaje entre hermanos (Javier)

Papa me había levantado el castigo y eso me hacia feliz pero había algo que me tenia preocupada desde lo ocurrido en Inris entre Giovanni y yo, no le había visto y ya habían pasado cuatro días. No había podido hablar con tío Samuel a solas. Pero había decidido hacer lo que llevaba bastante tiempo pensando: Ir a ver a mama al cementerio. Además quería ir con Javier, quería que mama le viera y sin que él lo supiera lo llevaría a ver a su mama. El no me lo decía pero sabía que la echaba de menos y le iría bien ir a visitarla al cementerio. Por eso, salte de la cama y me prepare bien, me puse un vestido rosa pálido con unos zapatos planos a juego, notaba que cuando me ponía pantalones me apretaban un poco y cada vez me dolía un poco mas llevarlos por lo que me ponía vestidos además de que me encantaba llevar. Fui hasta la habitación de Javier y llame a la puerta.

-Hermanito ¿estas ahí? ¿Puedo entrar?

Mi hermano tardo unos segundos en responderme pero leyendo su mente supe que había soñado el momento en que su mama murió pero yo sabía que necesitaba ir a verla como yo necesitaba ir a ver a mi mama. Además los dos habíamos vivido en América con ellas así que lo llevaría allí. Además su voz entrecortada me daba las pistad de que había estado llorando. Abrí la puerta, entre y la cerré. Y me acerque a él abrazándole. Aunque hubiera crecido en estatura seguía siendo su hermana pequeña y siempre lo seria. Le abrace sin decir nada, escondiendo mi rostro en su cuello, esperando que se calmara porque aun lo sentía algo nervioso y solo quería que se calmara antes de decirle mi plan de que me acompañara a ver a mama y después ya me las arreglaría para llevarlo hasta su mama. Me alegraba de que mi hermano no me pudiese leer la mente y yo no acostumbraba a leer la suya.

El sabia que le conocía mejor que nadie y él me conocía a mi mejor que nadie, yo era la única de la familia que le entendía cuando se ponía mal pero él era el único que me comprendía a mí. Espere pacientemente hasta que estuviera bien hasta que le oí y le mire a los ojos con una sonrisa. El había madurado mucho como yo y por eso y por su apariencia parecía mayor que yo y no llamábamos la atención.

-Es que quería ir a ver a mi mama al cementerio y quería que vinieras conmigo.

Dije mirándole a los ojos, de pronto bloqueo su mente y me sorprendí pero pensé en Gio y que hacía mucho tiempo que no lo veía y lo echaba muchísimo de menos además de que el no poder llevar pantalones porque me dolía se me hacia extraño pero no le daba mas importancia porque quizás solo me sentía hinchada lo más importante para mí era saber cómo estaba Gio.

Espere a que pensase lo del viaje aunque esperaba que no me dijese que no. Reí un poco cuando me dijo lo de ir en ropa de cama a un cementerio, negué con la cabeza riendo y acaba sonriendo. Deje que se fuera al baño, mientras yo pensaba en cómo hacer para llevarle después a ver a su mama. Sabia donde se encontraban tanto mi mama como la suya pero solo debía trazar un plan para llevarlo, me costó un poco pero el tener mi mente bloqueada y a él en el baño me iba mucho mas rápido. Al final trace un plan que no me podía fallar y espere a mi hermano para salir. Cuando salió le mire.

-¿Que te parece que le compre un ramo de flores a mi mama?

Dije con una sonrisa, ya lo tenía todo pensado. Lo llevaría a una floristería donde yo ya había hablado con lo mujer que lo llevaba y me tenía preparado dos ramos. Uno lo ocultaría cuando él se diese la vuelta y el otro sería el de mi mama. Sabía que tanto yo como mi hermano podíamos telentrasportarnos lo que nos ahorraría mucho tiempo a la hora de ir a América.

Javier sonrió ante mi idea de ir a buscar un ramo, mi plan iba perfectamente bien. Cogí su mano y le escuche hablar solo pude sonreír y asentir con la cabeza, ahora para que me dijera que quería ir a ver a su mama. Porque entonces el plan saldría mucho mejor. La verdad es que con los dolores que me estaban atacando desde que había estado con Gio en Inris casi no salía de mi habitación. Hasta había pedido la comida y al cena en mi habitación, así que no había escuchado a papa per algo había escuchado y no me podía creer lo que decía de Gio. Por eso decidí olvidarme de eso siguiendo con el bloqueo de mi mente y nos fuimos al jardín de atrás de la casa que daba al bosque y nos teletrasnportamos a un callejón cerca de la floristería. Nadie nos había visto solo tire de la mano de Javier y fuimos a la tienda.

-Hola, me gustaría un ramo de flores para llevar a un cementerio.

Dije sonriendo a la dueña que me reconoció y asintió con la cabeza alegando que tenía el ramo perfecto. Ahora solo tenía que conseguir que Javier saliese un momento de la tienda y distraer a la dueña para utilizar mi magia. En ese momento vi un puesto ambulante de comida y sonreí a Javier.

-Javier, ¿me comprarías algo para desayunar? Esta mañana aun no desayune.

Dije esperando que me dijera que si y así solo distraer a la dueña y poder usar la magia con el segundo ramo.

Sonreí cuando Javier me dijo que iría a buscar algo para mi, le pedí un sándwich y entonces la dueña me trajo los dos ramos y le pedí que me trajera una cinta rosa para el ramo de mama ya que era su color preferido y también el mío. La dueña se fue dentro y en ese momento que vi que estaba sola chasquee los dedos y hice desaparecer el ramo de la mama de Javier. Cuando la dueña volvió se extraño y solo le dije que lo había llevado al coche (cosa que no era posible ya que no llevábamos pero ella no lo sabía) y le puso la cinta al ramo de mama cuando Javier volvió le sonreí.

-Esto lo pagare yo Javi, quiero pagarte el rosal es precioso.

No dije nada más porque aquella mujer se pensaba que éramos hermanos de la misma madre y no podíamos sacarla de su error.

Esperaba que Javier no se diese cuenta de mi plan porque quería que todo fuese una sorpresa pague el ramo de flores y el rosal de Javi y así cogí el ramo y sonreí a mi hermano. Asentí a lo que digo y lo cogí de la mano para volver a aquel callejón donde estábamos a salvo de miradas curiosas y podíamos practicar la magia. Sin soltarnos de la mano nos telestransporte a los dos a América, no había podido aparecerme en el cementerio porque allí nos podía ver alguien pero lo hice en un callejón de América. Por suerte era el barrio donde mama y yo habíamos bajado muchas veces... no sabía que habría pasado con la casa de campo que teníamos yo y mama. Pensé en ir.

-Javi, ¿te molestaría que después fuésemos a la casa de campo donde vivía con mi mama? Quiero saber que es de ella.

Dije sabiendo que los animales que eran mis amigos allí me irían a ver en cuanto sintieran mi presencia. También tenía ganas de verlos llevaba mucho tiempo sin verlos.

Sonreí con ganas cuando mi hermano me dijo que podía pedir lo que quisiera. Eso me hacia feliz de verdad. No dejaría que viniese a ver a su mama solo si estaba pensando en eso porque yo no había venido sola porque sabía que terminaría mal y sabia que con el pasaría lo mismo así que lo llevaría a ver a su mama pero seria conmigo. Y nunca lo dejaría ir solo. Me había informado durante el tiempo del castigo donde estaba su mama y yo sabía donde podíamos pasar para ir al cementerio. Recordé el rosal que habíamos comprado y le mire mientras caminábamos. También quería preguntarle sobre Penny pero sabía que aquello no era bueno hacerlo fuera de casa así que me guarde esa pregunta. Además mi mente estaba bloqueada y nadie podría leérmela.

-Javier, ¿a tu mama le gustaban los rosales, verdad?

Dije recordando que me lo había contado una vez había hecho bien comprando el ramo de margaritas blancas para mama y de rosas para la madre de Javi. Sabía que a mama siempre le habían gustado las margaritas y sobre todo las blancas.

Note que aquella felicidad que se dibujaba en sus labios no llego a sus ojos y eso quería decir que aquella felicidad no era real. Escuche lo que me dijo Javier, quería tener una conexión aunque fuera leve con su mama. Yo me encargaría de que aquella conexión nunca muriera. Le abrace con un brazo apoyando mi cabeza sobre su hombro mientras caminábamos. La verdad es que le sentía como mi hermano de verdad. Pero mi estomago me reclamo algo de comer.

-¿Javier me das mi sándwich? Empiezo a tener hambre.

Dije con una pequeña risa, aun nos quedaban unos minutos para llegar al cementerio y prefería comer ahora que comer en el cementerio la verdad.

Javier me dio mi sándwich y la verdad es que tenia mucha hambre y me lo acaba más bien rápido, no sabía que me pasaba pero desde que había estado con Gio tenía mucha más hambre que de costumbre. Pero no le di mas importancia y mire a mi hermano estaba muy pensativo, me gustaría saber que pensaba pero tenía bloqueada su mente como yo tenía la bloqueada la mía. Le mire cuando me hablo y lo que me dijo hizo que en mi rostro se dibujara una gran sonrisa sincera. Mi plan estaba yendo mejor que de costumbre.

-La verdad es que quería llevarte a ver a tu mama, se que están en el mismo cementerio y ya que íbamos a ver a mi mama quera que fuéramos a ver a la tuya. Lo tenía planeado por eso quería que viniéramos solos y también compre un ramo para ti para que se lo pongas a ella.

Ya que estábamos solos en la calle vigile y chasquee los dedos , haciendo que el ramo de rosas para su mama apareciera en sus manos mientras el ramo de margaritas para mi mama lo llevaba yo. Dibuje una sonrisa en los labios esperando su respuesta.

Vi su alegría aquella vez sí que llego a los ojos y vi que aquella ves si era sincera, eso me alegro pero escuche a mi hermano decirme lo del sándwich la verdad es que no sabía porque pero tenía mucha hambre. Así que mirándole con un poco de timidez por ello le respondí.

-Si no te molesta me gustaría, es que tengo aun hambre Javier.

Dije sonriéndole pero lo que me digo después solo me hizo sonreír con una alegría insospechada cuando me beso la mejilla le sonreí de nuevo, le abrace y le dio un beso en la mejilla. Siempre seria mi hermano mayor dijera lo que dijera la gente. Empecé a comer el sándwich y mientras pensé en el ramo de rosas que había hecho aparecer y que llevaba Javier.

-Javier, ¿quieres que envié el rosal a casa? Aparecería en tu habitación y cuando volvamos lo podríamos plantar para que crezca y tengas una conexión tu mama en casa.

Dije con una sonrisa y recordé que yo en mi habitación tenia semillas de margarita para plantarlas y poder estar en conexión con mama. La verdad es que las había comprado en un impulso sin saber porque en cuanto papa me había levantado el castigo pero ahora sabia porque lo había hecho. Mi mente y la de Javi parecía que pensaban igual.

Cuando escuche a mi hermano a mí también me vino la misma duda… nunca había comido tanto… normalmente con un sándwich tenía bastante. La verdad es que no sabía qué era lo que me hacia tener tanta hambre. Así que me encogí de hombros y mire a mi hermano a los ojos. La verdad es que me parecía raro pero no quise darle más vueltas.

-No sé, hace unos días que tengo más hambre que de costumbre. Pero no creo que sea nada malo. Quizás como he crecido es que necesito comer más.

Una sonrisa se dibujo en mi rostro, tampoco era nada malo comer mucho… me preocupara si el caso llegara a ser preocupante. Sonreí porque me dijo que si a llevar su rosal a casa así que me concentre y tras un chasquido de dedos el rosal desapareció y apareció en su cuarto le había hecho un hechizo para que no se marchitara en lo que tardábamos en llegar.

-Me había olvidado Javi, yo compre el otro día unas semillas de margarita blancas. Eran las favoritas de mi mama pero aun no las he plantado.

Dije mirándole a los ojos mientras me acababa el sándwich y estábamos a punto de llegar al cementerio. Con mi hermano podía hablar porque ahora sabia que ambos nos entendíamos y ambos teníamos algo precioso en lo que pensar porque ambos teníamos la mente bloqueada.

Al oír a mi hermano pensé un poco… era extraño que yo hubiera comido atún no es que no me gustara pero no era mi relleno favorito para un sándwich. Pero sonreí a mi hermano al oír lo de su lasaña, nunca había visto a mi hermano cocinar y la verdad sería algo que me gustaría muchísimo ver. Además que siempre había hecho de pinche de cocina ya fuera con mama o con quien fuera.

-Quiero probar esa lasaña además si quien la hace es mi hermano.

Dije con una sonrisa de oreja a oreja, y me explico su idea la verdad es que lo había pensado. Así los dos podríamos hacer algo juntos y que a la vez nos recordara a nuestras mamas. Cuando vi que se ponía algo triste le cogí la mano que ambos teníamos libre y se la apreté un poco haciendo que me mirara y le sonreí. Ambos necesitábamos apoyo al ir a ver a nuestras mamas.

-En realidad, había pensado lo mismo que tu. Plantar las semillas de margaritas el mismo día que el rosal.