Un padre que esta solo (Hannah)

Volvía del cementerio, de visitar la tumba de mi querida amiga Myriam. Aun no podía creer que nos hubiera dejado para siempre. Siempre la había querido mucho… gracias a ella mi vida estaba mucho mejor. Pero ahora… no estaba… Sabía que Ivan estaba ocupado por lo que me fui a casa de mis hijos, no conocía ni a Albert, ni a Joan pero sabía que Oliver me los presentaría pronto. Desde que era la madre de Oliver era mucho más feliz que antes. Cogí la llave que Oliver me había dado y abrí la puerta. Dándome cuenta que estaba abierta, me sorprendí. ¿Quizás Oliver estaba en casa?

-¿Oliver? ¿Cielo estas aquí?

Dije maternalmente, de una manera que me salía sola desde que era la madre de Oliver, Albert y Joan aunque a estos dos últimos aun no los conociera. Dije aquellas palabras mientras cerraba la puerta.

Me parecía extraño que Oliver no me hubiera respondido él siempre lo hacía, pero entonces vi a un chico. Era algo mayor que Oliver pero algo en él me recordaba a mi pequeño. Era realmente hermoso y le sonreí, note que era un demonio pero no me importo porque me parecía muy buena persona. Cuando me hablo sonreí, pero al oír su nombre me sorprendí. ¿Era Joan? ¿Era el hermano de Oliver? Tenía que conseguir disipar esa pregunta de mi mente, camine hasta donde él estaba y me senté sin incomodarle pero le mire a los ojos.

-Perdona pero… ¿eres hermano de Oliver y Albert?

Dije con una sonrisa, sin dejar de mirarle a los ojos porque si lo era habría conocido a otro de mis hijos y solo me quedaba Albert por conocer. Pero… ¿Joan me querría como madre?

Espere a que se sentara y me respondiera, no se parecía mucho a Oliver pero había algo en él que me decía que era hermano de los dos gemelos. Cuando me respondió que sí que lo era no pude evitar el sonreír. Ahora solo faltaba que él me aceptara como madre tal y como había dicho Oliver. Se le veía algo pensativo.

-Bueno, si conozco a Oliver… nos conocimos el otro día en una de las torres y después de hablar un rato… lo adopte como mi hijo… Oliver me dijo que tenía un hermano gemelo llamado Albert y otro hermano mayor llamado Joan. No sabíamos que diríais vosotros de tenerme como madre adoptiva pero a mí no habría cosa que me gustara mas, pero es elección vuestra. Oliver me acepto como madre… pero vosotros podéis elegir si me aceptáis o no…

La verdad es que no había nada que me gustara más que ser madre también de Albert y Joan, porque desde mi muerte como humana y mi nacimiento como ángel había madurado mucho y desde que había adoptado a Oliver era mucho más maternal. Seguí mirando a Joan a los ojos.

Al oírle hablar sus palabras calaban hondo en mi, se notaba lo maduro que era. La verdad es que algunas palabras me gustaban porque parecía que me aceptaba como madre o al menos yo lo entendía así. Le escuche atentamente, dejándole que me explicara todo lo que me quería explicar. Pero cuando me dijo que había tenido que enterrar a su hija y que había dado su vida por los demás supe quien era ella… Myriam… mi preciosa amiga… Le puse la mano encima de las suyas y le mire cuando digo lo último. No me importaba, ser la mama de un demonio porque para mí él era el demonio más hermoso, lindo y mejor que había conocido en la vida.

-No me importa ser tu mama Joan, es mas eres el demonio más hermoso, lindo y bueno que he conocido en mi vida. Tienes sentimientos cosa que los demás demonios no tienen. Eres un buen demonio y desde ahora… eres mi hijo.

Dije sonriendo, seguro que los dos habíamos notado que éramos ángel y demonio despectivamente pero nada de eso me importaba. Solo me importaba que él fuera mi hijo. Le abrace con cariño.

Entendía como se sentía, pero no le tenía que tener miedo a amar de nuevo. Yo había tenido miedo de amar de nuevo después de que Adam me matara pero gracias a conocer a Ivan mí vista sobre ello había cambiado. Al escucharle le abrace con cariño y le bese la mejilla, le mire a los ojos sabía lo que sentía. Sabía lo mucho que estaba sufriendo y cuando le oí decir aquello supe que se dirigía a Myriam.

-Cielo, yo también tenía miedo al amor después de que me asesinaran pero encontré a mi novio Jose Ivan y volví a creer en el amor. Sé que te llegara algún día el amor y que serás feliz, cariño. Tu hija… esa princesa de los cielos… es… Myriam ¿verdad? Era mi mejor amiga.

Dije acariciándole el cabello, era lo más importante para mí. Que él estuviera bien, porque ahora para mí eso era lo más importante mi novio, mis hijos, mi hermano y mi familia adoptiva. Era lo que más me importaba.

Mi querido hijo se abrió ante mí, sus palabras me hacían ver lo mucho que había sufrido. No podía ni imaginar el dolor que provocaba enterrar a tu propio hijo. Pero viendo a mi hijo y su sufrimiento podía suponerlo. Pero esperaba no tener que saberlo jamás nunca podría aguantar el dolor de enterrar a uno de mis hijos ya fuera Albert, Oliver o Joan. Sería demasiado sufrimiento para mí. No podía decir nada, sabía que no había palabras que le pudieran consolar. La única manera de que al menos se sintiera un poco mejor con sí mismo es que sacara todo lo que llevaba dentro. Por eso le abrace con cariño sin decir nada, solo acariciándole el cabello.

No deje de abrazar y de acariciar a mi hijo, sentía que ahora lo que él más necesitaba era aquello. Que le hicieran ver que había gente que estaba con él, que le quería y sobretodo que le escuchasen. Y yo hacia las dos cosas, le quería y le escucharía todo lo que el quisiese. Aunque me tuviera que quedar la noche allí, él era muy importante para mí. Le mire sin dejarle de abrazar cuando hablo.

-Han crecido pero ellos son los mismos que tú recuerdas, Joan. No han cambiado para nada, te siguen queriendo como el primer día. Y ahora no solo los tienes a ellos, me tienes a mi cielo y a mi novio. Un padre que te querrá como nadie.
Dije sonriéndole y le bese la frente, ahora sé que lo que necesitaba de verdad era a Ivan, mis hijos y con ellos a mis nietos, bisnietos o todo lo que fuera.

Sonreí cuando él se rio, la verdad es que estaba muy cómoda allí con él. Muy pocas personas me hacían sentir tan bien como él. Claro que entre ellos estaban Ivan el amor de mi vida, Leo mi hermano y Samuel mi hermano adoptivo además de Oliver y Albert claro, mis otros dos hijos aunque fueran adoptivos. Sonreí cuando le escuche, Joan miraba mucho por Albert y Oliver y eso me gustaba de verdad. Además de ser el padre de la que había sido mi mejor amiga.

-Bueno, cada persona es diferente cielo. Y ellos ven las cosas diferentes. Eso es igual que me lo pasaba a mí con mi hermano Leonard. Y entiendo lo que quieres decir con que desearías que ellos dos tuvieran una familia.

Le entendía perfectamente, yo también quería que mis hijos tuvieran hijos. La verdad es que también sabía que Joan tenía miedo de perderlos a los dos pero tanto él como yo sabíamos que no los íbamos a perder. Le cogí la mano cuando le escuche sobre dejarla marchar. Tenía que hacerlo.

-Si cariño, os irá bien a los dos. Tú la quieres y por eso debes dejarla ir, cariño.