Un problema menos, por suerte llegue (Eris)

Día de ejercicios, de alguna forma tenía que cuidarme , aunque no necesitaba mucho esfuerzo para hacerlo el ejercitarme me llenaba de cierta adrenalina más si podía correr con la rapidez de un rayo, claro siempre me podía topar con alguien interesante en mi camino. Encendí mi IPod y me fui lo más lejos del castillo, un lugar donde podría demostrarme a mí misma que podía ser lo suficientemente fuerte ante cualquiera de mi especie o de cualquier otra.

Cuatro horas más tarde me encontraba de regreso al castillo con el cuerpo ardiendo de tanto ejercicios que había hecho mi corazón, esperen si es que tenía corazón estaba agitado con la toalla que solía traer me seque la cara y me la puse al cuello para que el sudor no se notara, un baño me haría bien luego iría a nadar a la piscina o algún jacuzzi para relajar mis músculos rodee el castillo para entrar por la entrada principal, con la música a todo volumen concentrándome en lo que escuchaba.

Un paso dos o quizás tres y ya estaba dentro del majestuoso castillo, no era enemiga de los humanos pero mi interés claro era por cierta especia, para ser más precisa por hombres, y que sorpresas eran las que me traía este castillo un varón sentado, con un pequeño cachorro, debía decir que la escena se veía realmente conmovedora para cualquier otro para mí solo era curiosidad, me detuve en seco y le quede mirando, esperando algún alago pero no ocurrió nada, me cruce de brazos y avance unos pasos - ¿Esperas a alguien? – le pregunte con algo de molestias en mis palabras y me acerque quedando a solo un paso de él tomando las puntas de la toalla una en cada mano.

Una amplia sonrisa se poso en mis labios al oirle decir que era ciego, vaya, vaya ser ciego era interesante, claro solo por l hecho que no podia ver mi rostro, ni mi figura ni absolutamente nada de mi. Aquello de cierta forma me molesto pero que le iba hacer no todos eramos perfectos como yo, si, ante mis ojos yo era la perfección hecha mujer, y no me importaba mucho lo que dijeran los demás. - Rusbel,¿ así que eres nuevo? dime en que te puedo ayudar - dije sentándome a su lado mientras ponía cierta atención en el perro que estaba sobre su regazo.

¿Siempre has sido ciego o fue algo que se dio a medida del paso de los años? - no era la persona mas sociable del planeta pero tampoco era una "ciega" ni mucho menos una muda. - A por cierto me llamo Eris - hice una mueca y antes de hacer cualquier tipo de imbecilidad -¿no muerde cierto? - pregunta tonta pero realmente no quería desencadenar mi ira con aquel pequeño cachorrito y menos ante su amo. Me hice una coleta y seguí pensando lo que podría ser o tener aquella discapacidad, seria como tener los ojos cerrados, o también seria como... no, no podía imaginar. -Vaya que eres bueno escuchando, si estaba haciendo mis ejercicios matinales correr sus kilómetros para conservar la figura- dije con un todo simpático - cosas de mujeres - levante mis hombros.

- si quieres te puedo guiar a tu habitacion..- por los caminos del mal ni en broma hubiera dicho lo siguiente pero que va yo era un demonio y el un humano con una singular discapacidad, no lo subestimaría, pues claro todos teníamos algunos secretos ocultos.